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Camino de regreso a la salud



La enfermedad es el esfuerzo que la naturaleza hace para curar al hombre. Por lo tanto, podemos aprender mucho de la enfermedad para encontrar el camino de regreso a la salud, y lo que al enfermo le parece indispensable rechazar contiene el verdaddero oro que no ha sabido encontrar en ninguna otra parte.
Carl Gustav Jung


A menudo, la enfermedad es considerada de forma negativa, algo contra lo que hay que luchar usando medicinas y manipulaciones. Christian Fleche, enfermero y psicoterapeuta especializado en descodificción psicobiológica, propone un acercamiento diferente a la enfermedad y la presenta como un mecanismo de defensa del ser humano, un recurso que lleva en sí mismo la semilla de la curación.
Bajo la luz de esta teoría, la mejor arma para la curación es el conocimiento de nosotros mismos, ya que toda enfermedad es un síntoma de un problema más profundo, de un acontecimiento original que liberó una serie de conflictos internos; conocer el desencadenante emocional y tratar esos sentimientos asociados nos lleva a una curación eficaz de la enfermedad física.

A continuación podemos ver los distintos conflictos emocionales que en muchas ocasiones provocan problemas físicos, según las teorías de Fleche.

Difícil de digerir

El alimento está asociado al mundo exterior "a digerir", por lo que las patologías del aparato digestivo están relacionadas con el mundo exterior, más concretamente con nuestra capacidad (o falta de ella) de aceptar lo que nos viene del exterior y de "digerirlo" con mayor o menor dificultad.
Dentro de este grupo encontramos problemas relacionados con la lengua, responsable de captar el sabor de las cosas; las enfermedades de la lengua se derivan de un sentimiento de desvalorización relacionado con el uso de ésta, como por ejemplo dificultades del habla. Los dolores en las encías son un signo de que sentimos que nuestra palabra ya no tiene importancia, y en los dientes de que no tenemos derecho a mostrar agresividad o a ser mordaz.
Cuando tenemos problemas con el esófago superior sentimos que estamos siendo obligados a aceptar algo que no queremos o podemos, es la sensación de "no puedo aceptarlo pero me obligan a tragar". En cambio los problemas del esófago inferior guardan más relación con el deseo y a la vez la incapacidad de "atrapar un pedazo" de algo.
Respecto a los problemas de estómago, en la pequeña curvatura indican contrariedad en el territorio ("me imponen a alguien que no trago") mientras que en la gran curvatura muestran un conflicto de escased o de algo "indigesto". El colom está asociado a conflictos de engaño en su primera parte y de jugadas sucias más cerca del sigmoideo. Cuando el conflicto es verdaderamente fuerte (implica un alto grado de "suciedad"), el problema está más cerca del recto.
Los problemas de hígado indican miedo a la falta de comida, a lo esencial para sobrevivir, los de páncreas muestran conflictos intensos con la familia y con el dinero, los de las vias biliares apuntan a la cólera, la injusticia y el rencor, y los problemas de apéndice son síntoma de que existe un conflicto de engaño y catigo vivido en una situación de callejón sin salida ("me castigan y no hay nada que yo pueda hacer").

Necesito respirar

El aparato respiratorio está relacionado con la libertad, el espacio y la seguridad, con la necesidad derivada de un territorio propio, de un espacio de libertad donde nos sintamo seguros. Así, el olfato, primer sentido que capta el peligro ("esto me huele mal") está relacionado con la angustia e inquietud que la sensación de peligro provoca. Los problemas de nariz muestran pues conflictos de "hediondez" siendo un conflicto leve en caso de rinitis, en que el olfato desaparece y fuerte en caso de, por ejemplo, sinusitis.
Los problemas de laringe son síntoma de miedo cerval, son un grito de socorro, los de bronquios apuntan a una sensación de peligro en el territorio y los de albeolos miedo a morir. El asma, que implica a los músculos de bronquios y laringe, muestran un conflicto respiratorio vivido de manera motriz, en el sentido de "quiero y no quiero un espacio, quiero y no quiero gritar".

¿Qué nos mueve?

El sistema locomotor está relacionado con el sentido, el valor y la utilidad de las cosas, con lo que nos motiva y "nos mueve". Así, los problemas de médula ósea se derivan de una profunda sensación de desvalorización, generalmente relacionada con la familia. Las enfermedades de huesos también muestran una desvalorización importante, así como los problemas con el cartílago óseo (en este caso la desvalorización tiene que ver con el movimiento).
Los tendones y ligamentos dañados son eco del mensaje "haga lo que haga nunca lo conseguiré" y los músculos rojos muestran una desvalorización de competencias físicas.

Conservar el territorio

El sistema cardiovascular guarda relación con la casa, la limpieza y el territorio a conseguir y conservar, con el modo de conservar lo que es propio. Así, los problemas con las arterias coronarias están directamente relacionados con la pérdida de territorio y las arterias cerebrales muestran un conflicto de pérdida de territorio intelectual. Las enfermedades del bazo apuntan a un miedo a perder la sangre y las de las venas (varices, flebitis...) a un conflicto de no poder abarcar todos los problemas a resolver.

Sistemas de referencia

El sistema renal está relacionado con las referencias, con la capacidad para situarse en el espacio y marcar el territorio. Los problemas de pelvis renal, uréter y vegija, por tanto, guardan relación con el conflicto masculino de delimitar el territorio, las enfermedades de riñón muestran un conflicto relacionado con los líquidos (inundaciones, ahogo, alcoholismo) y con el derrumbamiento de la existencia, con sentirnos desbordados, y la mucosa de la vejiga apunta hacia la deshonra o "suciedad en el territorio".

El sistema reproductor, responsable de la transmisión de vida y la perpetuación de la especie, se relaciona con conflictos lógicamente sexuales además de desvalorización, separación y pérdida. Problemas en ovarios y testículos muestran conflicto de pérdida y desvalorización, frustración en la vagina y cuello del útero, conflictos de maternidad si el problema está en el seno izquierdo y de relaciones horizontales (marido, hermanos, amigos cercanos) si está en el seno derecho.

Sentir o no sentir

En cuanto al sistema sensorial, los problemas derivados de los sentidos guardan relación con el mundo exterior, con la consecución de información útil para la seguridad y la forma en que interactuamos con el mundo. Con la nariz (olfato) sabemos cuando algo "huele mal" y reaccionamos al respecto, cuando el mundo "pierde su sabor" para nosotros nos encontramos con problemas en la lengua (gusto) y cuando nos resulta insoportable escucar algo o nos queremos enterar de algo y no podemos desarrollamos problemas de oído.
Los problemas oculares guardan relación con los conflictos de temos y rechazo. Así, una enfermedad de retina apunta a un rechazo de la realidad exterior ("no quiero ver esto"); un problema de visión indica miedo a lo que hay detrás de nosotros, a un peligro que no podemos ver; la conjuntivitis muestra un conflicto de separación, el estrabismo un conflicto visual y motor, y la cegera un fuerte rechazo unido al conflicto visual (no podemos aceptar algo que hemos visto).
Los problemas del tacto o enfermedades de la piel muestran conflictos de separación (en el caso de la epidermis, la capa más externa), conflictos de deshonra o ataque a la integridad (en la dermis) y sentimiento de desvalorización estética (en la hipodermis) como en el caso del acnéo o los lipomas.

Conciencia y expresión

Para terminar, una cita del propio Christian Fleche: "El cerebro no distingue entre lo real y lo imaginario. Un trozo de limón en la boca y la idea de un trozo de limón en la boca producen la misma salivación. Un conflicto real o uno imaginario producen las mismas emociones. Si estas emociones se liberan en el exterior el cuerpo no padece, por otro lado, si no se expresan ni comparten, las emociones bloqueadas causan enfermedades. Un conflicto de separación se reflejará en un problema de epidermis, el dilema de la insatisfación afectará los riñones y el no sentirse valorado minará la salud de los huesos... ¿Soluciones? Ser conciente de las propias emociones y expresarlas, compartirlas."